lunes, 11 de julio de 2011

Fernando Fazzolari. Las Ranas Agrietadas Por La Risa.

LAS RANAS AGRIETADAS POR LA RISA. Quien lea desprevenidamente esta frase se preguntará a qué se refiere. Lo mismo me pregunté yo transitando la muestra "Lo playa".
Lo cierto es que me surgió delante de la serie de obras de Fernando Fazzolari que muestran, como en fotogramas numerados, fotografías bicromas impresas sobre vinilo, de follajes marrones sobre cielos amarillos. Casi abstractas, pero llamando a ser comprendidas con esos pocos datos: LAS RAMAS AGITADAS POR LA BRISA.

Ahora se hace evidente la superposición. Una frase apoyada sobre la otra nos daría un resultado. El análisis semántico nos diría que se trata de realidades distintas, pero ¿por qué siguen apareciendo tan relacionadas? Similitud de fonemas, igual estructura y extensión, hasta podríamos reconocer los cuatro cambios que producen el giro.
Insisto con estos fotogramas, tal vez, porque sean una clave de lectura del resto. Antes de la era digital, las vacaciones, que eran pura experiencia, se transformaban en concepto recién después del ritual de llevar a revelar las fotos. Pero no tanto al pasar rápidamente las copias en papel, sino más bien en el momento casi inconsciente de mirar a trasluz las tiras de negativos marrón amarillentas.
¿Qué buscabas allí? ¿Qué misterio, qué transfiguración?
Saber que estaban todas las fotos, que si alguna no había salido, que si se había disparado por casualidad, que la cámara había visto lo mismo que tus ojos, que tus ojos habían regresado contigo desde aquel ensueño.

Evidentemente Fazzolari no nos quiere contar sus vacaciones sino algo que entrevió mientras evitaba que la arena y el sol lastimen sus ojos, algo que pudo pescar con el anzuelo más fino.
"Lo playa" no se compone sólo de las obras expuestas sino que el catálogo en forma de edición de "El Surmenage" se propone como otro nivel de esa superposición. Lo que hace que todo lo que compone la muestra transmute a un plano conceptual.

El relato que Fernando hace de unas vacaciones, es veloz, voraz, irónico, divertido. Tan cargado de situaciones inconexas, puntos de vista, protagonismos momentáneos, anéctotas, que uno puede encontrar allí su propia experiencia vacacional. ¡Claro, es así como se viven unas buenas vacaciones!
Y así se superpone el texto hiperkinético con la sombría realidad que las imágenes concentran.
Las obras de Fazzolari no muestran el colorido de unas perfectas vacaciones sino el resultado de una ecuación: Vacaciones menos Texto igual Imágenes.

Así el recorrido por la muestra ofrece algunos descubrimientos. La mayoría de las obras son ampliaciones ploteadas sobre vinilo de bocetos o pequeños dibujos tomados en directo. Apuntados con lápiz o tinta sobre un pequeño papel mientras se estaba en el lugar de vacaciones, poseen el trazo nervioso y garabateado del momento en que por escasos segundos el artista intenta retener lo esencial de un paisaje. El momento en que se pregunta qué es lo esencial de un paisaje. El momento en que sabe que lo esencial del paisaje no está en ese paisaje que ha ido a buscar. Pero sabe también que eso que busca no podría encontrarlo sino es a través de ese paisaje. Segundos de paisaje entrevisto con los ojos casi cerrados. Atrapado por esa red de líneas convulsivas. Paisaje vivo sólo en este momento en que el paisaje se vive.
Ahora amplificados a una escala enorme sobre las paredes de la sala, los dibujos investigan, en el detalle, sobre aquello que ha sido el verdadero motivo de la acción.
Se superponen a estos dibujos unas transparencias que cuelgan pocos centímetros por delante, repitiendo aquellos trazos esta vez con pintura y al entremezclarse desde la mirada interpelan una y otra vez aquel gesto de origen. Al mismo tiempo proyectan sombras sobre el dibujo de modo que la maraña de superposiciones se hace interminable.
Imágenes insistentes de una nostalgia gris que no es la del descanso y el tiempo libre.
Una búsqueda que se superpone inclusive a las reposeras, arquetipos del descanso.

¿Es la silueta inasible de un deseo?
"Lo": artículo indeterminado, superpuesto a "playa": lugar donde transcurren vacaciones felices. Ese "Lo" funciona como el vidrio esmerilado por la lluvia, interfiere y deforma lo que creemos que es la realidad pero a la vez nos desvía, por refracción, de la superficial distracción con la que se decoran los acontecimientos.

Lo playa.
Se superponen realidad y representación; percepción y presentimiento.
El acto de pescar el momento preciso donde la vida le revela a la vida el secreto de la vida.
Detenerse en la contemplación de ese momento con todo el silencio posible para escapar del devenir furioso y determinante del destino.
De las canas agrisadas por la prisa
a las ranas agrietadas por la risa.

Luis Espinosa


Junio 2008
http://www.ramona.org.ar/node/21479

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