lunes, 6 de julio de 2009

Tres Poemas Para Claudio Gómez Cornet

por Luis Espinosa


GENESIS

Un foco de luz ilumina el mundo,
como un agudo hilo de plata
de donde parecen colgar,
una a una,
todas las cosas.

Vertical,
la lluvia prepara la tierra
dejándola lista
para el primer soplo.
Desde lo más áspero de la materia,
el yeso, aún líquido,
encuentra los límites del vaso que lo contiene.

El tiempo está a punto de fraguar,
deteniendo para siempre
el resplandor de un gesto efímero.

Debajo de una montaña de escombros
una forma misteriosa
da señales de vida.
Se sacude el polvo
de sus dos pies descalzos.

Todo transcurre en siglos,
sigilosamente,
y en esa penumbra fértil
donde no hay ningún ruido,
se percibe tan solo la presión del silencio,
que engendra en el entorno
un espacio vacío
e intenta decir algo
pero no lo pronuncia.

En órbita serena
las manos que han parido,
abandonan la obra
librada a su destino.
Una flecha de luz la señala y la ofrece.

Es el séptimo día.

31/12/98


AMULETO

Una lluvia intensa,
por primera vez,
lame unos ojos desprevenidos.
Junto a la ceguera que produce ese encuentro,
el suelo se ablanda
como una nube de sueño.
El barro, una mueca nunca percibida antes,
se pega a los pies
que no logran dar el próximo paso.
En el tropiezo, al caer,
dos manos que se erizan de peligro,
hunden su desesperación en la zona más viscosa de la noche.

Todavía resuena el pavor del rayo.
Quema y a la vez ilumina.
El aura de la aurora
no es otra cosa que la confirmación de un deseo.

En tus manos, la masa de tierra se torna moldeable.
Cede pero a la vez resiste.
Las yemas empujan, aprietan, alisan.
Las uñas arañan pequeñas cicatrices
iguales a los surcos de las palmas resecas
desde las que pugna por salir, tal vez, la vida nueva.

Todos los fantasmas se ciernen sobre la materia
coagulando los límites.
El horizonte que tanto temías
de alguna manera parece descifrable.
Tu visión
se expande más allá de la forma.
Porque eres aquello
que tus manos llevan.

31/12/2000


PEGASUS

Un espacio difuso
delante de la vista.
Parecido al sueño,
proyección de sus luces sobre la retina.
Diferente del sueño,
se manifiesta
con todos los colores de la vigilia.

Así como el aire se torna espeso
delante de la vista;
ver y respirar se ejercitan como una operación
fisiológicamente simultánea.

El paisaje penetra por las fosas nasales
llenando los pulmones.
Y al mismo tiempo se siente circundante,
presionando levemente la piel,
como un abrigo.

A la vez: un ojo que busca y que se mira
casi sin discernir la diferencia.
Porque lo que se sabe: afuera,
comparte identidad con el adentro.

Toda esa luz
revela su magnitud en la dimensión
de ausencia que emana de la sombra.

Evidencia vibrátil del preciso
entramado de la música,
todo ese aire

el viento en la cara
tanto a galope como en vuelo.

10/12/2005


Tres poemas para Claudio Gómez Cornet (libro de artista de Luis Espinosa)

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